Juego de tronos - Segunda Temporada - Más allá del muro...

Con el termómetro marcando muchos grados bajo cero, un gran desafío en un entorno desolador y grandioso, un rodaje con sólo cuatro horas y media de luz al día, en pleno inviernoY para los actores, un enclave único donde es fácil identificarse con los personajes y meterse de lleno en el papel. Así ha sido el rodaje en Islandia de la segunda temporada de Juego de Tronos, una aventura épica para llevar a la pequeña pantalla la historia de Jon Nieve al Norte del Muro. 



¿Nieve artificial...? ¡Nunca más!
En la primera temporada de la serie, se desarrollaba la historia de Jon Nieve y su primera toma de contacto con el Muro y los caminantes blancos, se hicieron en escenarios con nieve artificial. Pero tal como comenta  Chris Newman, para que los escenarios de la segunda temporada resultaran convincentes era indispensable "paisajes más grandiosos". "Anteriormente ya había rodado antes en Islandia, y parecía la respuesta obvia", explica.



Aventura en Islandia



David Benioff, productor ejecutivo y escritor, añade a este respecto que, para el viaje de Jon al verdadero Norte, necesitaban «un paisaje de gran belleza pero, al mismo tiempo, brutal y desolador». De esta manera, el rodaje en Islandia ha permitido que los paisajes que aparecen en la serie sean verídicos y que la postproducción carezca de efectos digitales, una faceta que acrecienta no sólo la credibilidad de la historia, sino que ha ayudado a los actores a sumergirse en el espíritu de la narración.


Un paisaje árido pero estimulante
Alan Taylor, director de los episodios 1, 2, 8 y 10 y coproductor ejecutivo dijo "todos creemos, especialmente el reparto, que poder rodar en un lugar que evoca el mundo que intentamos crear es muy inspirador para todos nosotros. El hecho de venir aquí y congelarnos, estar a punto de despeñarnos risco abajo, de hundirnos en la nieve… ha hecho que el Norte del Muro sea muy real para todos nosotros". 


Uno de los aspectos más dificultosos de esta odisea ha sido el hecho de enfrentarse a un rodaje limitado por las horas de luz, aunque en la creación de la atmósfera haya sido un factor decisivo. "El mayor reto de rodar en Islandia en invierno es que los días sólo duran unas cuatro horas y media, el sol apenas llega a asomar por encima del horizonte y luego desaparece casi de inmediato. La ventaja es que, aunque los días sean cortos, la luz es magnífica todo ese tiempo", concluye el director.


En relación con la logística del rodaje, Chris Newman añade que han tenido "que aprovechar al máximo la luz, así que empezamos a preparar el rodaje muy temprano. A las siete llevamos el equipo al glaciar usando luz artificial y, cuando se hace de día, empezamos a rodar. De la misma manera invertimos el proceso cuando anochece".


Para los actores, este viaje ha sido una experiencia extraordinaria a pesar de los rigores del clima. John Bradley, el actor que encarna al gordito e inteligente Samwell Tarly, explica que "para un actor, rodar en un entorno tan increíblemente auténtico como este resulta de gran ayuda. Podrías crear todo esto con efectos digitales, sí, pero no hace falta. Mira a tu alrededor, ya existe. Y no hay manera de librarse del frío, es en lo único que pienso desde que llegué". 


Por su parte, Kit Harington (Jon Nieve), no puede evitar referirse a la temperatura tan extrema, aunque comenta la magnífica sensación que ha experimentado: "No puedes evitar estar feliz por estar viendo este asombroso paisaje. Sinceramente, está siendo una de las experiencias más increíbles de mi vida. Épico".